¿Qué es un bosque comestible?
El bosque comestible es un ecosistema que se diseña para la producción de alimentos y otras materias primas, donde interactúan plantas perennes, como: árboles, arbustos, herbáceas y trepadoras. Con el diseño, estas especies se ensamblan de tal manera que se imite a un bosque natural, en cuanto a su diversidad de estructura y funciones —siendo el bosque el ecosistema más estable y sustentable que naturalmente se desarrolla en la zona centro y sur de Chile—.
El bosque comestible es un agro-ecosistema cosmopolita, queriendo decir con “agro” que es un tipo de agricultura, con “ecosistema” que existen en él interacciones, diversidad, simbiosis, dinámicas y equilibrio, entre muchas otras, y con “cosmopolita” que se incluyen tanto plantas nativas como exóticas, que ya llevan viviendo con nosotros por siglos.
Historia de los bosques comestibles
Los bosques comestibles tienen una larga historia en nuestro planeta. En los trópicos se han desarrollado por milenios, en culturas como la de los Mayas, en diversas zonas de Asia y en las islas del pacífico. Estos ecosistemas, muchas veces llamados huertos caseros, siguen siendo de gran importancia, tanto para la economía familiar y los usos domésticos. Cabe mencionar que en el clima tropical, con una abundancia exuberante de calor y agua, la vegetación se establece rápidamente y se produce una gran cantidad de alimento tanto en la copa de los árboles como a la sombra de ellos.
En el clima mediterráneo y templado que existe en la zona centro y sur de Chile, tenemos ambas características de abundancia de calor y agua, pero de forma disgregada, por lo tanto debemos ser muy cuidadosos con el diseño para procurar un buen desempeño y gran producción de nuestro bosque comestible. En la zona sur del país existe una gran abundancia de agua, donde nunca será necesario regar el bosque comestible una vez ya establecido, y todo va a crecer naturalmente bien; sin embargo, la escasez de calor hace que la diversidad de frutos sea más acotada y haya que considerar mayores entradas de luz en el diseño. Por otra parte, en la zona mediterránea, con la abundancia de calor puede crecer una inmensidad de frutas, incluso a la sombra; pero la escasez de agua requerirá planificar con mucho cuidado el aspecto hídrico, lo cual podría acotar la diversidad de especies productivas.
La investigación en bosques comestibles en el clima templado, comenzó en Inglaterra en los años 80 por un hombre mayor llamado Robert Hart. Y a inicios de los años 90, Martin Crawford, inició el establecimiento de lo que en la actualidad es la instalación más elaborada de un bosque comestible en clima templado.
Sus experiencias son muy importantes para los bosques comestibles a desarrollar en Chile, ya que en su clima tanto como en el nuestro, pasamos por un invierno húmedo y frío, lo cual deja en latencia el crecimiento de muchas plantas. Además, el sol no emite tanto calor como en el trópico, por lo tanto debemos plantar los árboles de manera más espaciada para permitir una buena entrada de luz al sotobosque.
Mucho le debemos también a Masanobu Fukuoka, quien además de desarrollar la agricultura natural junto con el bosque comestible —al cual llamaba huerto tridimensional— retomó la filosofía y práctica de que la agricultura, y más bien la vida en la naturaleza, es un modo de coexistir más que una técnica en sí. «Vivir en sincronía con los ritmos y dinámicas naturales de nuestro hábitat; alimentándonos y vistiéndonos con el propio lugar donde vivimos.»
Algo como un bosque comestible han desarrollado también muchas personas en la antigüedad en Chile. Son los típicos jardines y quintas que hoy se pueden encontrar en casas de muchos campesinos, también en antiguas casas de pueblos y ciudades, y en la huerta tradicional mapuche. Lo único que los dista de ser un bosque comestible bien elaborado, es que no han sido diseñados para aprovechar al máximo las capas verticales del bosque; y en general no existen funciones fundamentales como el uso de fijadores de nitrógeno, acumuladores dinámicos y cubresuelos.
Hoy en día, felizmente, los bosques comestibles crecen desde hace ya un par de décadas en diversos climas y lugares del mundo. Las posibilidades siguen siendo infinitas, esperando hasta que algún día las copas de nuestros bosques comestibles logren toparse.

Características de un bosque comestible
Unas de las principales características son:
- Ser un ecosistema biológicamente sustentable, capaz de resistir perturbaciones y estrés; como el cambio climático, por ejemplo.
- Ser productivo, generando una gran cantidad de diversos productos.
- Requerir muy baja mantención.
- Proveer soberanía alimentaria e idealmente autonomía económica.
- Ayudar a regenerar las dinámicas naturales y ser un nicho para la vida silvestre.
La diversidad de productos que puede llegar a generarse en un bosque comestible incluye: frutas, nueces y semillas, hojas comestibles, raíces comestibles, condimentos, medicina, hongos, aceite, miel, forraje, madera, leña, varas, materiales para manualidades —fibras para amarrar, cestería, mangos de herramientas—, tintas, jabón, resinas y savia, papel, materiales para mulch e incluso plantas para el vivero.
Muchas de las especies que crecen dentro del bosque comestible tienen una gran tolerancia a la sombra, a veces incluso una necesidad de crecer en esta condición; sin embargo, este tipo de plantas no son muy conocidas aún. Muchas de estas plantas se encuentran en los bosques nativos, mientras que otras se pueden encontrar en proyectos de permacultura, de jardinería o tan sólo en bosques comestibles.
Por su puesto, en nuestros bosques comestibles siempre van a estar las plantas productivas más populares —los típicos frutales y herbáceas perennes— las cuales necesitan buenas cantidades de luz para que produzcan óptimamente, por lo tanto, será necesario darle tales condiciones en el diseño que vayamos a desarrollar.
Todavía, los bosques comestibles son sólo de interés para algunas personas; aquellas que resuenan con la ecología y el mundo natural —permacultores, estudiantes de ecología, agricultores orgánicos, gente relacionada a formas de alimentación saludable, y personas interesadas en llevar una vida más sustentable y natural—. Muchos campesinos y emprendedores no muestran aún mucho interés por los bosques comestibles, debido a la incertidumbre que esta innovación puede presentar en cuanto a la rentabilidad, la complejidad del sistema, y el tiempo que implica su estudio y desarrollo.
Las características fundamentales que hacen que el ecosistema sea estable y autónomo son:
- El gran número de especies que se utilizan, principalmente perennes, lo cual significa una rica diversidad.
- La selección de plantas que proveen una fertilidad sustentable, como los fijadores de nitrógeno. Por ejemplo, acacio (Robinia pseudoacacia), culén (Psoralea glandulosa), alisos (Alnus spp.), mayu (Sophora macrocarpa), tagasaste (Chamaecytisus palmensis), aromos (Acacia spp.), nalcas (Gunnera spp.), entre muchas otras.
- Plantas que son acumuladores dinámicos: que minan minerales del subsuelo, los levantan con sus profundas raíces y los acumulan en sus hojas, para luego hacerlos disponibles a la capa del suelo y así nutrir a otras plantas. Por ejemplo, consueldas (Symphytum spp.), tusílago (Petasites fragans), costilla de vaca (Blechnum chilense), romazas y vinagrillos (Rumex spp.), entre una vasta cantidad de otras plantas.
El uso de plantas que actúan como controladores biológicos, atrayendo los depredadores de las plagas; por ejemplo, las umbelíferas y asteráceas (hinojo, caléndula, milenrama, artemisia, etc.) y la gran asistencia del matico (Buddleja globosa), entre muchas otras.
- El importante rol de los árboles, que mantienen protegido al suelo con sus copas y raíces, y con la caída de sus hojas mejoran el ciclo de nutrientes y la retención de humedad, otorgando así mayor resistencia a la sequía y resiliencia al ecosistema.
- El desarrollo de un rico ecosistema de hongos (micorrizas y descomponedores), bajo y sobre el suelo, permitiendo un mejor transporte y absorción de nutrientes, un buen suministro de agua, y la eficiente transformación de la biomasa en suelo orgánico.
Diseño en capas
El bosque comestible se caracteriza por estar organizado en siete capas o estratos verticales. Esta particularidad, a diferencia de cualquier otro tipo de agricultura que existe, permite hacer un aprovechamiento más eficiente del espacio y además proveer diversos nichos para la vida silvestre.
De esta forma, la ubicación de cada especie va a depender de muchos factores, tales como: luminosidad, humedad, cobijo, asociaciones benéficas o desventajosas, requerimiento de minerales, polinización, protección contra las plagas, etc.
Las capas del bosque comestible son las siguientes:
Árboles grandes
Son los árboles más altos del bosque comestible, que sobresalen en el dosel y tienen una altura de unos diez o más metros. Alguna de las especies que pueden conformar esta capa, son: castaño (Castanea sativa), araucarias (Araucaria spp.), nogales (Juglans spp.), pecanos (Carya spp.), alisos (Alnus spp.), acacio (Robinia pseudoacacia), palto (Persea americana), moreras (Morus spp.), palma chilena (Jubaea chilensis), mañío de hojas largas (Podocarpus saligna).
Árboles pequeños
Estos árboles también pueden conformar el dosel con un tamaño un poco menor, teniendo una altura no mayor a los 10 metros. Aquí se ubican la mayoría de los árboles frutales y además de algunos arbustos grandes. Esta capa puede estar compuesta por: manzano (Malus domestica), maqui (Aristotelia chilensis), cerezo (Prunus avium), ciruelo (Prunus domestica), durazno (Prunus persica), damasco (Prunus armeniaca), olivo (Olea europaea), pelú (Sophora cassioides), níspero (Eriobotrya japonica), espino (Acacia caven), naranjo (Citrus x sinensis), feijoa (Acca sellowiana), olivo de otoño (Elaeagnus umbellata).
Arbustos
En esta capa se encuentran todas las especies que desarrollan tallos leñosos, generalmente ramificados en múltiples tallos y que crecen o se mantienen a una altura máxima de 4 metros. Estas especies se ubican entre o bajo el dosel, y muchas son bastante tolerantes a la sombra. Aquí se pueden encontrar: culén (Psoralea glandulosa), frambuesa (Rubus idaeus), zarzaparrilas (Ribes spp.), chilco (Fuchsia magellanica), mayu (Sophora macrocarpa), matico (Buddleja globosa), murta (Ugni molinae), arándanos (Vaccinum spp.), mora (Rubus fruticosus). Algunos de los árboles que se pueden podar para mantenerlos arbustivos son: morera (Morus alba), tilo (Tilia spp.) y lenga (Nothofagus pumilio) por sus hojas comestibles, y Eucalyptus spp. como uso medicinal.
Herbáceas
La mayoría de estas plantas son hierbas y vegetales perennes, con múltiples usos y funciones, muchas de las cuales poseen alta tolerancia a la sombra. Esta capa también puede actuar como cubresuelo, con plantas de follaje denso que se auto siembran o se expanden. Estas plantas pueden ser: nalca (Gunnera tinctoria), ortiga mayor (Urtica dioica), consueldas (Symphytum spp.), mentas (Mentha spp.), costilla de vaca (Blechnum chilense), alcachofa (Cynara scolymus), puerro perenne (Allium babingtonii), topinambur (Helianthus tuberosus), apio perenne (Levisticum officinale).
Cubresuelos
Esta capa, que comparte el mismo nombre que la función que poseen otras plantas que cubren el suelo —ya sean de la capa herbácea o incluso algunos arbustos—, está compuesta por plantas rastreras que forman un verdadero tapiz en el suelo del bosque. Dentro de estas plantas están: nalca rastrera (Gunnera magellanica), frutillas (Fragaria spp.), violetas (Viola spp.), daudapo (Myrteola nummularia), tusílago (Petasites fragans), trébol blanco (Trifolium repens), chaura enana (Gaultheria pumila), señorita (Aptenia cordifolia), frambuesa rastrera (Rubus tricolor).
Raíces
Esta capa existe de manera inherente ya que toda planta posee raíces, y se debe tomar en cuenta debido a los diversos hábitos y requerimientos que tiene cada especie en la rizosfera, incluso si no se cosecha ningún producto de ésta. Algunas plantas perennes con raíces útiles son: topinambur (Helianthus tuberosus), mashua (Tropaeolum tuberosum), yacón (Smallanthus sonchifolius), raíz picante (Armoracia rusticana). Algunas raíces sirven para obtener tintas naturales como la nalca (Gunnera tinctoria) y el michay (Berberis darwinii), mientras otras poseen cualidades medicinales como el panul (Apium panul) y el regaliz (Glycyrrhiza glabra). Dentro de esta capa también se pueden incluir muchos hongos benéficos.
Trepadoras
Esta capa es una de las últimas en desarrollarse, debido a que muchas trepadoras necesitan de árboles y/o arbustos ya establecidos en cuales poder trepar. Dentro de las trepadoras pueden haber: kiwis (Actinidia spp.), uvas (Vitis vinifera), lúpulo (Humulus lupulus), cóguil (Lardizabala biternata), mashua (Tropaeolum tuberosum), voqui colorado (Cissus striata), poroto pallar (Phaseolus lunatus).